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Informe del CENIDH concluye: “Fue una acción militar”

9 de febrero de 2015

INFORME DEL CENIDH  SOBRE VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS EN LA COMUNIDAD EL PORTAL, JURISDICCIÓN DE SANTA MARÍA DE PANTASMA EL 20 DE ENERO DE 2015

I. ANTECEDENTES:

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, CENIDH, desde 2013 viene dando seguimiento a denuncias de la población de diferentes comunidades de Santa María de Pantasma, jurisdicción de Jinotega contra operativos del Ejército de Nicaragua, algunos de ellos con víctimas civiles, como el ocurrido en octubre de 2013 en la comunidad Anisales Número 3 en el que, en el marco de la persecución de grupos armados que se movilizan en la zona, fue asesinado el joven Jairon Díaz sin que a la fecha haya un informe exhaustivo y objetivo sobre la circunstancias del hecho. 

El 20 de enero de 2015, entre las cuatro y cinco de la tarde en la Comunidad El Portal, estalló un artefacto explosivo con saldo de dos personas fallecidas de identidad desconocida, vinculadas por la población local a un grupo armado, y un tercer fallecido; Modesto Duarte Altamirano de 62 años, poblador de la zona quien según testimonios recabados muere  en el contexto de la intervención del Ejército, el cual entre cinco y diez minutos después  ingresa a la zona, hiriendo también a su hijo  Jadier Duarte Peralta de 19 años de edad quien es detenido y trasladado a Jinotega.

El 21 de enero, el CENIDH a través de la su filial de Matagalpa, recibió llamada telefónica del señor Nelson Centeno, habitante de la comunidad El Portal quien solicitó la presencia del CENIDH en la zona debido a las graves violaciones de derechos humanos. En virtud de esta denuncia el 22  y 28 de enero  un equipo se movilizó a la comunidad, visitando la  vivienda de la familia Duarte Peralta y el lugar de la explosión. En sus dos visitas a la comunidad se recogieron una veintena de testimonios y entrevistas.  

Es preciso aclarar que en el proceso investigativo fue difícil ya que la mayoría de los entrevistados se negó a firmar las hojas de testimonios o dejarse grabar debido a que la población de la comunidad se encuentra atemorizada y con desconfianza de cualquier persona extraña que llega a la comunidad . Los/as entrevistados aceptaron hablar bajo la condición de confidencialidad.

II. DILIGENCIAS PRACTICADAS:  

Entre el 22 de enero y el 03 de febrero de 2015 un equipo del CENIDH realizó las siguientes diligencias investigativas: 

a)    Entrevista a miembros de la familia Duarte Peralta: Beneranda Peralta Rodríguez, esposa de Modesto Duarte, y a sus hijos/as: Yader Modesto,  Jadier, María de Jesús, Reyna y Neftalí, todos Duarte Peralta. Así mismo, se entrevistó a Israel Peralta y Gloria Silvia Picado.

b)    Inspección del lugar donde estalló el artefacto explosivo.

c)    Entrevista a pobladores de la comunidad: Rubén Meza, Germán Centeno, Marlon Rivera y otras dos personas que pidieron  no se revelaran sus nombres.

d)    Entrevista al señor Oscar Gadea, Alcalde de Santa María de Pantasma. 

e)    Visita al Hospital Victoria Mota de Jinotega donde se  entrevistó a Jadier Duarte Peralta, quien se encontraba en ese momento bajo resguardo policial. 

f)    Visita a la Delegación Departamental de Jinotega en la que se entrevistó al Comisionado Gustavo Antonio Aguilar, Segundo Jefe de Jinotega y Bernardo Solís, Jefe de Auxilio Judicial.

g)    Conferencia de prensa en la sede del CENIDH en Managua el 23 de enero en la que miembros de la familia Duarte Peralta presentaron denuncia formal al CENIDH ante numerosos medios de comunicación radiales, escritos y televisivos.

h)    Acompañamiento el 26 de enero a la señora Beneranda Peralta Rodríguez al Ministerio Público de Jinotega  a fin de interponer denuncia contra el Ejército de Nicaragua. 

i)    Acompañamiento, el 26 de enero a la señora Peralta Rodríguez, a Unidad de Medicina Legal de Jinotega a fin de solicitar Dictamen Médico Legal y visita el 03 de febrero a Unidad de Medicina Legal de Jinotega en la cual se entrevistó a la Dra. Anyoli Rizo.

III.  HALLAZGOS DEL PROCESO INVESTIGATIVO Y DE ACOMPAÑAMIENTO A LA FAMILIA DUARTE PERALTA

Los siguientes hallazgos se desprenden de la inspección al lugar de la explosión, entrevistas y demás diligencias investigativas practicadas ante autoridades del sistema de administración de justicia.

3.1. Participación del Ejército en el operativo

Según los testimonios recabados el 20 de enero de 2015 entre las cuatro y las cinco de la tarde el estallido de una bomba en la propiedad del señor Modesto Duarte Altamirano conmocionó a la comunidad El Portal, jurisdicción de Santa María de Pantasma-Jinotega. Inmediatamente después de la explosión el propietario, su hijo Jadier Duarte Peralta de 19 y nieto Eliezer Duarte de 18 años de edad y un miembro de otra familia cercana al lugar de la explosión se movilizaron al lugar de los hechos: una pequeña montaña cultivada de café a unos 70 metros de la vivienda del señor Duarte, encontrando a cuatro miembros de un presunto grupo armado que se moviliza en la zona: uno de ellos fallecido y completamente desbaratado por la explosión  conocido con el seudónimo de “Sereno”; una persona herida de gravedad a quienes identificaron como alias “Nacho” y dos personas con heridas menos graves de identidad desconocida. En el lugar de la explosión encontraron ropa, pertrechos militares, cigarrillos y medicinas.

Entre 5 y 10 minutos después del estallido en dos camionetas color blanco, tipo ambulancia, provenientes de dos puntos distinto de acceso a la comunidad (“arriba y abajo”) pararon frente a la propiedad del señor Duarte bajando de los vehículos alrededor de veinte soldados del Ejército, algunos de ellos con pasa montañas y otros vestidos de civil, quienes inmediatamente procedieron a ingresar a la propiedad y acordonar la zona mientras disparaban hacia el área de la explosión. En ese momento en dicho lugar se encontraban tres miembros de la familia Duarte, resultando herido el señor Modesto Duarte y su hijo Jadier. Este operativo duró entre 10 y 15 minutos. 

Los vehículos en los que se movilizaban los militares antes de la explosión se encontraban cerca del lugar de la misma. Uno de ellos a unos cuatro kilómetros, en los alrededores de una acopiadora de café de la zona, éste había llegado desde horas antes y permaneció estacionado. Ambos salieron por puntos opuestos de acceso a la comunidad minutos después del estallido.

Aproximadamente una hora después  de los hechos se da la movilización de diferentes vehículos (camiones y camionetas) que trasladaban a militares y a otros vestidos de azul, que la población describe como fuerzas especiales de la Policía, todo ello a la vista de la comunidad. Los militares impedían el paso de la población, reteniendo en el camino a toda persona que intentaba  transitar en la zona. Los testimonios son coincidentes en señalar la movilización inmediata, tras la explosión, de  más de un veintena de soldados del Ejército quienes estuvieron desde horas antes de los hechos en la comunidad.

3.2. Acción  de inteligencia militar

Los testimonios recibidos evidencian una acción previamente planificada y coordinada de tal manera que la intervención del Ejército minutos después de la explosión  garantizare el logro del objetivo militar. Según los entrevistados, en el operativo participó un habitante  de una comunidad vecina (El Corozal) que según afirmaron en la década de los ochenta perteneció a la Resistencia y que el año pasado acompañó al Ejército en una acción realizada en la comunidad Anisales donde perdió la vida el campesino Jairon Díaz.

En cuanto a la procedencia del artefacto explosivo Beneranda Peralta manifestó: “quien llevó el bolso es un hombre conocido como “Café Amargo”, pues mi marido lo reconoció cuando subió al bordillo (la montaña), se dice que este señor era  de la Contra y que trabaja en las brigadas de salud en Praderas. Se cree que este señor se vendió porque esa gente (Los armados) no va agarrar nada a alguien que no conozca”. Otros testimonios explican la infiltración de al menos una persona en la comunidad días antes del operativo: “Reconocí a un señor en el grupo de militares de la Comunidad El Corozal que estuvo días antes vendiendo en la comunidad”. (Extracto de testimonio de Yader Duarte Peralta).

Según afirmó German Meza Centeno, vecino de la familia Duarte: “La furgoneta estaba parqueada a unos cien metros de la casa de María de Jesús Duarte, ya allí no pudimos pasar. El Ejército estaba regado en la zona, en ese momento había varios desaparecidos, cayó la noche y ya no pudimos hacer nada. Andaban varios de pasa montaña y de civiles, reconocimos un hombre del Corozal. Tuve la intención de parar a un militar y preguntarle qué había pasado, pero tuve miedo que me detuvieran y me amarraran Al siguiente día ya no estaba el ejército, se había ido como  a la una de la mañana”.
Otra persona de la zona, quien habló bajo la condición de confidencialidad manifestó: “El Ejército estaba desplegado desde horas antes del estallido de la bomba yo vi una de las camionetas muy cerca de la acopiadora de café, ahí estuvo parqueada, luego del  estallido vinieron más militares en diferentes vehículos.

Según Neftalí Duarte: “Al inicio no se vio militares, pero luego unos veinte se regaron y rodearon el bordito, luego vinieron camionetas y camiones y se fulio de militares, fueron ellos quienes hicieron esta grosería, se fueron en la madrugada y se quedó la policía. Uno de ellos pasó con su arma detrás de un palo toda la noche. Todos eran puros pintos, tres se quedaron en hacienda Las Brisas persiguiendo a un muchacho que iba huyendo, el dueño de la finca les dijo que no habían visto a nadie, de allí nos siguieron porque tuvieron miedo. Al día siguiente la policía vino a disculparse diciendo que no tenían culpa de nada que solo llegaban a ordenar esto...”.

3.3. Limpieza de la escena del crimen por parte del Ejército y la Policía

En la inspección al lugar de la explosión realizada por el equipo del CENIDH el 22 de enero se encontraron restos de pertrechos militares, casquillos, pedazos de mochilas, ropa, restos de piel y cabello en las cortezas de los árboles y los restos de un pie a unos doscientos metros del lugar del estallido. Familiares del señor Duarte  y alrededor de unas cincuenta personas de la comunidad llevaron al equipo del CENIDH al  lugar donde afirmaron fue ejecutado  por oficiales del Ejército, ahí  habían restos de mecate en un árbol de naranja donde presumen fue amarrado y luego ultimado.  Ese día, decenas de personas presentes en el sitio refirieron que en horas de la mañana del día 21 de enero oficiales del Ejército y la Policía limpiaron el área y se llevaron en bolsas negras restos de los cadáveres, sin decir  nada sobre  el destino de los mismos.  

3.4. Ejecuciones arbitrarias y actos de tortura en perjuicio del señor modesto Duarte Peralta

Los testimonios de personas presentes en el sitio minutos después de la explosión refirieron que  en el lugar  había tres personas heridas y una  fallecida. Según sus relatos, uno de los heridos, alias Nacho quien presentaba heridas en su rostro fue ejecutado por los militares, minutos después de la detonación. Otro de los entrevistados, quien habló bajo condición de confidencialidad, refirió: “Esa persona que tenía herida la cara no tenía charneles en el cuerpo, no creo que haya muerto por la bomba, a él lo matan los militares…”. En tal sentido, Jadier Duarte Peralta relató: “Al llegar al lugar había tres heridos, diez minutos después llegaron los militares disparando, matando a uno de ellos, en ese momento cayó mi papá, dos de los heridos salieron corriendo…”.

Por su parte, Reyna Duarte manifestó que horas después del operativo y del acordonamiento de la zona, por oficiales de las fuerzas especiales de la Policía, se formó una Comisión integrada por 15 personas de la comunidad y miembros de  su familia, quienes a eso de las seis de la mañana subieron hasta el cafetal para exigir la entrega del cuerpo de su padre, logrando que su sobrina Jamileth Duarte llegará donde estaba  el cuerpo sin vida  el cual  se encontraba debajo de unas cepas de chagüite en ropa interior y con una perforación en la pierna y otra sobre la cadera, siendo entregado su cuerpo a eso de las ocho de la mañana del 21 de enero.

Según otros testimonios de familiares del señor Duarte   su cuerpo presentaba diferentes golpes en la espalda, dos orificios de bala y fracturas en su brazo y pie derecho, así como una estocada de arma blanca en el costado derecho. Relataron que al subir al lugar de la explosión encontraron un árbol de naranja con pedazos de mecate en donde encontraron restos de cabello que creen corresponden a éste por lo que presumen fue capturado vivo y posteriormente ejecutado. “…Mi papá estaba perforado por todos lados, su pie derecho, tenía un balazo cruzado y una verduguilla que le metieron en la tetilla izquierda, ellos (los militares) lo mataron, dicen que no hacen nada, pero hacen grandes barbaridades…”. (Extracto de testimonio de Neftali Duarte Peralta).

Por su parte German Meza expresó: “…Al siguiente día ya no estaba el ejército, se había ido como  a la una de la mañana...Jamileth Duarte y yo fuimos los primeros que entramos al lugar. Don Modesto estaba en bóxer, vi que el brazo lo tenía volteado (quebrado) y dos balazos. La explicación que dio la policía es que era una mina que por haberla traveseado había explotado…Don Modesto era cliente de la acopiadora El portal, él nos entregaba café y Jaider que dijeron era un delincuente hasta juega en una liga de beisbol juvenil”.


3.5. Detenciones arbitrarias y uso desproporcionado de la fuerza
La señora Beneranda Peralta manifestó que de la irrupción del ejército en su propiedad  únicamente su nieto Eliezer Duarte pudo escapar. También refirió que su hijo, Yader de 22 años fue capturado por el Ejército y  entregado en horas de la noche a Miguel Centeno, Coordinador de los Gabinetes de Familia en la comunidad El Portal.

Jadier Duarte Peralta quien estuvo en el lugar de la explosión minutos después compartió detalles sobre su detención en interrogatorio, al respecto señaló: “…yo salí hacia abajo del bordillo (la montaña), pero me hirieron en una pierna, ellos me llevaron para arriba donde me interrogaban,  me decían te damos diez minutos para hablar, si no hablas te mataremos, era el Ejército y un hombre encapuchado. En ese momento andaban como doce soldados de pinto y de azul en el bordillo, ellos me decían que les entregara las armas…Después me llevaron hacia el camino, como pude me levanté y pase cerca de mi papá, él estaba boca arriba con la mano hacia arriba y lleno de sangre, en ese momento estaba vestido, yo les dije que era mi papá y me dijeron que no. Me llevaron donde Adán Centeno, quien es brigadista de salud. Allí me pusieron un hule y me dejaron en la carretera cerca de su casa, en ese momento llegó mi hermano Yader y un amigo de nombre Víctor, Yader fue amarrado y golpeado. Me montaron en una camioneta cerrada y después de un buen rato me llevaron a Jinotega, llegando me montaron en una patrulla de la policía donde me llevaron al hospital. En la noche fui enchachado  a la cama por un policía quien me dijo que yo era cómplice de un asesinato de unos niños para el lado del Malecón. Él insistía que hablará sobre cómo los había matado…luego me trasladaron a otra sala siempre resguardado por los policías…”. 

Por su parte, Yader Duarte Peralta relató que al momento de la explosión se encontraba en Praderas y que al regresar la comunidad estaba llena de militares. Refirió: “…Era una trolla de pintos…vi a mi hermano tirado en el camino, como andaba vestido de azul logré entrar, me revolví entre ellos, cuando sentí que me jalaron, me cayeron como seis militares que me agarraron a patadas por todos lados, con un culatazo fue que me domaron. Todavía ando las señas de donde me tuvieron amarrado…detuvieron a un vecino que se llama Víctor, había más gente detenida en el camino, toda gente que pasaba era detenida, junto a nosotros estaba varios de la familia Meza, una familia vecina…

La versión de Yader es confirmada por Rubén Meza quien relató: “Cuando llegamos tenían a Jadier en el suelo, uno de ellos (los militares) agredió a Yader y después entre varios lo amarraron, yo por miedo me metí a una casa. En ese momento había en el camino unos veinte militares más los que estaban en el borde, vi una camioneta blanca, pero luego ingresaron como cuatro camionetas más…”. 

3.6. Intento de vinculación de la familia Duarte Peralta y pobladores de la zona a los grupos armados.

Según los testimonios recibidos existe una clara intención de vincular a la familia Duarte  a los grupos armados, así como vincular a diferentes personas de la comunidad y del municipio con estos grupos que se movilizan en la zona. En tal sentido,  Jadier Duarte Peralta durante su detención refirió haber sido interrogado a fin que revelará nombres de las personas que colaboran con estos grupos: “Un policía de Managua me interrogó y me decía que yo andaba en los grupos armados, me pedía mi colaboración; me preguntó quién les ayudaba, yo le decía que se les daba comida cuando pasaban; él quería saber nombres; además me preguntó si personas fuera de la comunidad los apoyaban…”.

Israel Peralta, sobrino de Beneranda Peralta manifestó sentirse preocupado porque al parecer el ejército quiere vincularlo a estos grupos,  ya que ha recibido  llamadas en la que le preguntan sobre cómo están los heridos: “…Después de lo que pasó he recibido llamada anónimas haciéndose pasar por los armados, me preguntan sobre los fallecidos y heridos, yo esa noche (el 20 de enero) a quien le di el número fue a los militares tanto  él (German Centeno) como yo dimos los números. Han insistido en llamarme y se hacen pasar por los armados. Quién más me puede llamar  si no tengo contacto con esa gente (los armados)”.

3.7. Despliegue militar en la zona

Al momento de las dos visitas realizadas por el equipo del CENIDH  no se encontraron militares en la zona. Sin embargo, los entrevistados refirieron que  al menos en una ocasión entraron a la comunidad, luego de la explosión, y que en ese momento se encontraban desplegados en la zona. Uno de los entrevistados manifestó: “…Todavía están en la zona, dos de ellos entraron hace dos días y andaban recorriendo la comunidad en un vehículo, pero el resto está enmontañado, ellos todavía no se han ido…Tenemos información que en el Centro de Salud están pendientes de quién pide penicilina y otros medicamentos, pues creen que es para llevárselo a los heridos, ellos creen que todavía están en la zona y andan en su persecución”.

3.8. Temor de la población y demanda de justicia

Al momento de la primera visita del equipo del CENIDH el 22 de enero la familia Duarte Peralta se preparaba para el funeral del señor Modesto Duarte Altamirano acompañados de unas trescientas personas de diferentes comunidades, quienes expresaron su pesar e indignación por los hechos ocurridos.  Al respecto, uno de los entrevistados, quien pidió no se revelará su nombre, manifestó que fue uno de los primeros en ingresar a la zona de la explosión, inclusive antes que los militares, refirió: “Tengo miedo al Ejército y no a los grupos armados, qué sabemos si para sacar información me agarran en el monte y me dejan (ejecutan) allí por sacarme información, eso ya ha pasado. Actualmente no tránsito por ese camino sino que me voy por veredas”.

En entrevista al señor Oscar Gadea, Alcalde de Santa María de Pantasma realizada el 28 de enero, éste manifestó su preocupación y su demanda a las autoridades competentes  que digan la verdad sobre lo sucedido. Refirió: “Siempre que  hay muertes es lamentable, la mejor opinión la tienen la comunidad, esa es la mejor versión. Recomiendo que se investigue a fondo para evitar especulaciones. Hago un llamado a la cordura para que esto quede claro y si hay culpables haya justicia... Existen cuerpos y personas encargadas de hacer esta investigación, que sean ellos que digan qué sucedió. A nosotros nos llegan distintas versiones, pero es la gente de la comunidad la que sabe qué pasó. Santa María de Pantasma está en el centro de Jinotega, no estamos en Wina o zonas remotas, los hechos ocurrieron en una zona poblada y la gente sabe qué pasó, lo mejor es decir la verdad porque si no lo que se genera es descontento y desconfianza en la población, lo mejor es que el Ejército y la Policía aclaren la situación y diga la verdad”.

3.9. Tratamiento como delincuente a Jadier Duarte:

A  partir de la visita al Hospital Victoria Mota y a la Delegación Policial de Jinotega el 22 de enero en horas de la tarde el equipo del CENIDH constató  que Jadier Duarte se encontraba  bajo custodia de dos oficiales de las fuerzas especiales de la Policía. Así mismo en visita realizada a la Delegación Policial en compañía de la señora  Rodríguez  el Comisionado Gustavo Aguilar, Segundo Jefe de Jinotega, informó que hasta ese momento no existía ninguna acusación, remitiéndonos a la oficina de Auxilio Judicial donde el Comisionado Bernardo Solís expresó  que  Jadier se encontraba en carácter de víctima, señalando que después de una entrevista sería puesto en libertad ya que “si estaba en  el lugar de los hechos es porque al menos conocía a los integrantes de la banda”. Pese a su estado de salud  y a que supuestamente se encontraba en carácter de víctima fue trasladado, esposado y custodiado por tres oficiales a la delegación policial donde en horas de la tarde fue liberado. Esta situación fue reclamada por el CENIDH ante las autoridades ya que el tratamiento a Jadier en todo momento estuvo lejos de ser el que merece una víctima.

3.10. Obstáculos para interposición de denuncia     

El 26 de enero el CENIDH acompañó a la señora Peralta a interponer formal denuncia en la Policía Departamental de Jinotega y en el Ministerio Público. En el Ministerio Público la licenciada Daniela Zeledón  informó que la denuncia debía ser interpuesta en la Unidad de Atención Fiscal ubicada en la Delegación Policial de Jinotega. En la Unidad Fiscal, la Dra. Soraya Ramírez manifestó que no tenía competencia para recibir la denuncia, puesto que los hechos habían ocurrido en Santa María de Pantasma y que en ese caso el competente era la sede del Ministerio Público. Por ello  regresamos al Ministerio Público (sede central) donde  recibieron  la denuncia refiriendo que la remitirían  a la Policía y que era ésta quien debía realizar los actos investigativos. En dicha institución  preguntaron  por qué no se acudía de una vez a interponer denuncia en la policía, dejando entrever que no era necesaria la denuncia ante el Ministerio Público. Pese a ello la denuncia  fue recibida. 

Ese día también se  presentó denuncia en la Delegación Policial  de Jinotega en donde al principio no quisieron recibirla, aduciendo  que se tenía que consultar al Comisionado Bernardo Solís, Jefe de Auxilio Judicial, sin embargo éste no se encontraba por lo que la oficial de turno, Claudia Herrera preguntó a una oficial superior si recibía dicha denuncia quien respondió que se tenía que  ir a Santa María de Pantasma porque allí habían ocurrido los hechos, lo que fue objetado por el CENIDH ya que la Delegación Departamental tiene competencia en todos los municipios, finalmente luego de insistir en la obligación que tienen las instituciones la denuncia fue recibida.

3.11 Falta de Dictamen Médico Legal oficial al cadáver del señor Modesto Duarte 

El 26 de enero se acompañó a la señora Peralta Rodríguez a la Unidad de Medicina Legal de Jinotega a fin de solicitar copia del Dictamen Médico Legal  realizado a su esposo.  En dicha oficina el equipo fue atendido por Luisa Martínez, secretaria de la forense, Dra. Anyoli Rizo quien nos manifestó que se había realizado el reconocimiento forense el 20 de enero en el lugar de los hechos, pero que  el Dictamen  no estaba listo, refirió que estaría concluido el jueves 29 de enero.

El 03 de febrero, un equipo del CENIDH se presentó nuevamente a la Unidad de Medicina Legal de Jinotega, siendo atendidos por la Dra. Rizo quien manifestó que el dictamen médico legal estaba listo, pero que el mismo no había sido enviado a la Delegación Policial. Además, refirió que no podía proporcionar detalles de los resultados del mismo  y que solo podía adelantar que la causa del fallecimiento del señor Modesto Duarte fue la hemorragia causada por tres disparos de arma de fuego.  Cabe destacar que no existe a la fecha información sobre el destino del cuerpo de quien los pobladores reconocieron como alias “Nacho”.

IV. VERSIÓN OFICIAL

Pese a la gravedad del caso, a la fecha del presente informe no existe pronunciamiento oficial por parte de la Policía Nacional sobre lo ocurrido el 20 de enero del 2015 en la Comunidad El Portal. Según monitoreo realizado en los medios de comunicación locales el 21 de enero se conoció a través de entrevista realizada al Comisionado mayor  Marvin Castro, jefe de la Delegación Policial de Jinotega, que lo sucedido respondía a un enfrentamiento entre dos bandas de narcotraficantes, una de ellas proveniente de Honduras. Además, ese día se presentaron armas de guerra, escopetas, pistolas y dos bolsas de marihuana presuntamente encontradas en el lugar donde estalló la bomba. 

A través de información del Programa de televisión Esta Semana conducido por Carlos Fernando Chamorro el CENIDH conoció la versión del Coronel Manuel Guevara, Jefe de Relaciones Públicas del Ejército de Nicaragua, quien manifestó, en reiteradas ocasiones que nunca tuvieron presencia en el lugar. En cuanto a la existencia de los grupos armados refirió: “Lo que en Nicaragua existen son expresiones delincuenciales, que han estado vinculados al cultivo, comercialización de droga, en este sentido, de marihuana…”.

V. Consideraciones del CENIDH:

A continuación nuestras consideraciones las cuales se desprenden de las diligencias practicadas los días 22, 26 y 28 de enero y 03 de febrero de 2015 en el Departamento de Jinotega.

a) Sobre la participación del Ejército en el operativo:

Los testimonios recibidos son coincidentes en señalar a soldados del Ejército como autores materiales del operativo en el que fallecieron tres personas: Modesto Duarte Altamirano, ejecutado por el Ejército en el lugar de la explosión; de otra  persona conocida bajo el alias “Nacho” quien fue herido por el estallido y posteriormente ejecutado, vinculado según la comunidad a los grupos armados y otra persona conocida como “Sereno” quien falleció  con la explosión. Que en esta operación resultó  herido el  joven Jadier Duarte.

Más de veinte testimonios y entrevistas de manera contundente confirman que fue el Ejército el que se presentó minutos después de la explosión e intervieno en la zona privando de la vida al señor Duarte. La comunidad entera fue testigo de una operación en la que hubo un amplio despliegue militar que de ninguna manera pudo ser improvisado, es decir, contó con una planificación que respondía a objetivos  previamente determinados.

El procedimiento de los miembros del Ejército en articulación con la Policía Nacional  al retirar los restos de las víctimas de la explosión y pertrechos unido a que a la fecha la las autoridades no brinden un informe exhaustivo que de manera transparente aclare los hechos y determine responsabilidades, evidencia que la actuación de dicha autoridad  pretende obstruir dicho proceso investigativo, representando tal proceder un claro incumplimiento de sus obligaciones.

b) Sobre actos de tortura y ejecuciones arbitrarias  

Para el CENIDH estos hechos son gravísimos y tienen su antecedente en métodos utilizados en años anteriores mediante los cuales se privó de la vida a diferentes líderes de la Resistencia Nicaragüense  y del Frente Unido Andrés Castro (FUAC). Asimismo, evidencia el uso de inteligencia militar para fines ilícitos, es decir, para privar de la vida a personas identificadas como una amenaza, grupos de rearmados que se afirma se movilizan en la zona norte del país  y para generar temor en las comunidades.

Estas acciones se consideran conceptualmente como terrorismo de Estado, el cual consiste en la utilización de métodos ilegítimos por parte de un gobierno orientado a inducir el miedo o terror en la población civil para alcanzar sus objetivos o fomentar comportamientos que no se producirían por sí mismos, son absolutamente violatorios de los derechos humanos, siendo algunas de sus manifestaciones el uso de la tortura, el asesinato, las ejecuciones extrajudiciales y la realización de acciones encaminadas a generar miedo . En el caso concreto, es claro que esta acción además de eliminar a los presuntos integrantes del  grupo armado pretende intimidar a cualquier persona de la zona que colabora con éstos.

En tal sentido, son graves las denuncias de los entrevistados sobre la comisión de actos de tortura y posterior ejecución arbitraria de dos personas: Modesto Duarte  y uno de los armados, el cual no fallece como producto de la explosión, sino durante  la intervención de soldados del Ejército. Los testimonios son coincidentes en señalar que luego de la explosión se da una operación militar cuyo propósito es la eliminación de los  sobrevivientes. 

c) Sobre el proceso investigativo:

Esta situación ha generado mucho temor e indignación en los habitantes de la Comunidad El Portal y en las comunidades aledañas, no solo por la gravedad del hecho sino porque en la zona se han registrado otros hechos recientes que no fueron debidamente investigados y sancionados,  en claro detrimento de la credibilidad de las instituciones  administradoras de justicia. Existe un marcado temor al Ejército de Nicaragua, el cual no es visto por la población rural de la zona como garante de seguridad sino como un ente represivo y violador de los derechos humanos de la población, lo cual se desprende de las entrevistas brindadas al CENIDH.

Hasta el momento no hay indicios de que se esté realizando una investigación objetiva y exhaustiva sobre lo ocurrido, más bien se han vertido versiones que niegan la participación del Ejército y que reducen los hechos ocurridos el 20 de enero a un enfrentamiento entre bandas delincuenciales, lo que se opone diametralmente a lo relatado por los campesinos que niegan dicha versión y acusan al Ejército de haber disparado contra la población. En tal sentido, la misma versión policial implicaría una investigación profunda ya que deja en evidencia la infiltración del narcotráfico internacional en Nicaragua, lo que en sí mismo es un hecho grave. No obstante, ni la versión expresada por la Policía ni lo expuesto por la población de la comunidad El Portal hasta el momento ha merecido el tratamiento que corresponde a un hecho de esta magnitud.

D) Sobre la versión oficial

Existe una acción deliberada por ocultar información y evitar el acceso a la justicia a  familiares del señor Duarte a quienes se le dificultó  el  derecho a interponer su denuncia y en consecuencia, a demandar justicia por los hechos ocurridos el 20 de enero. Por otra parte,  pese a la relevancia del caso, hasta el momento no ha habido un pronunciamiento oficial sobre el estado de las investigaciones, las versiones brindadas se reducen a negar la intervención del Ejército y a responsabilizar al crimen organizado sin presentar argumentos sólidos que fundamenten dicha versión. Es evidente que las declaraciones  brindadas tienen como objetivo fundamental negar la existencia de grupos armados contraviniendo  la versión  ofrecida por los campesinos de la zona.


VI. CONCLUSIONES

1.    Indudablemente, el 20 de enero del 2015 en la Comunidad El Portal se realizó  una operación militar  que privó de la vida a tres personas de la que: existen importantes indicios que  se dieron ejecuciones sumarias y la comisión de actos de tortura, en perjuicio del señor Modesto Duarte. Para el CENIDH, los hechos relatados por la población son gravísimos, la participación del Ejército y posteriormente, de la Policía en el operativo merecen una explicación oficial, sobre todo en lo referido a la denuncia de la comisión por parte del Ejército, de actos de tortura y de ejecuciones sumarias contra dos de los tres fallecidos en el operativo.

Cabe destacar que la Constitución Nicaragüense proscribe la pena de muerte, de ahí que cualquier acción que tenga por objetivo privar de la vida a una persona es contraria a lo establecido en la misma y a los derechos humanos, en este caso la vida, la integridad física, al respeto a las garantías del debido proceso, a un juicio justo, entre otros. Exigimos que las autoridades competentes determinen las calificaciones penales pertinentes y según corresponda, castiguen a los responsables de estas graves violaciones de derechos humanos señaladas por la población de la Comunidad El Portal.

2.    Los hechos relatados merecen una investigación exhaustiva, no obstante las acciones militares  posteriores al estallido indican un intento de ocultamiento de la evidencia que eventualmente permitía conocer la verdad. No se puede obviar que Santa María de Pantasma fue una de las zonas donde se cometieron en la década de los ochenta abusos y violaciones de derechos humanos por parte del Ejército que por su gravedad y repercusión el gobierno se vio obligado a juzgar por Auditoria Militar a casi 30 integrantes del Ejército Popular Sandinista y de Fuerzas del Ministerio del Interior. Por ello, los enfrentamientos entre el Ejército y grupos armados con víctimas civiles, reabren heridas en la memoria colectiva de la población de esa zona, representando una amenaza para la convivencia.

3.    Para el CENIDH esta situación deja en evidencia la escalada de violencia que amenaza la seguridad en el campo debido a que la respuesta ante los grupos armados es la militarización, el uso de métodos de inteligencia y la violación recurrente de los derechos humanos, con el saldo trágico de la muerte de civiles que habitan las zonas afectadas. Deja en evidencia la presencia de grupos armados, aparentemente no delincuenciales, lo que requiere una explicación del Ejército que hasta la fecha se niega a aceptar esta situación y que a veinte días de los hechos ocurridos en la Comunidad El Portal no ha brindado una explicación creíble de lo ocurrido.

4.    El CENIDH demanda que las instituciones competentes estén a la altura de la circunstancias  y  garanticen el acceso a la justicia de los familiares de las víctimas.

5.    Reiteramos que el derecho a conocer la verdad es un elemento esencial  para garantizar la vigencia de los derechos humanos, la credibilidad y confianza en las instituciones y la reparación de los daños causados.

6.    Finalmente, exigimos que el Gobierno desista de la acción militar  como  solución a esta problemática. Demandamos también que cese la persecución y represión contra los campesinos quienes son las principales  víctimas de esta escalada de violencia. 

Managua, 09 de febrero del 2015.

¡Derecho que no se defiende es derecho que se pierde!!



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